Es una gran alegría para nosotros amar a Dios y seguir el llamado que El padre y Jesús hacen a nuestras almas y a nuestro corazón. El llamado puede ser diferente para cada uno de nosotros pero con algo en común 'El amor de Cristo' en este llamado de Jesús: 'ven y sígueme' esta mi felicidad, mi alegría y mi gozo, en el lo encuentro todo y El señor puede satisfacer los anhelos de mi corazón y el de vosotros, si también lo queréis, de llegar a ser Santos, no porque yo sea bueno, pues no lo soy sino, porque El sea la perfección en nuestra alma.
Lo vivido en el seminario es un paso más hacia adelante en el camino por recorrer, del cual me siento gozoso de poder estar junto a Dios en el Santísimo Sacramento´ y llenarme cada vez más de su presencia en mi alma, de vivir en comunidad junto a mis compañeros con los cuales como es normal, en ocasiones tenemos dificultades y problemas en nuestra relación pero superados por el amor.
Se nos exige a nosotros tener un equilibrio entre lo humano y el espíritu, en lo humano va incluido el intelecto para lo cual estudiamos y nos debemos esforzar, pero este intelecto debe ser formado e instruido por Las Escrituras y los profetas pues, es la Sabiduría misma de Dios, y aunque muchos se escandalicen 'sin necesidad de nada más’. También están incluidos en este aspecto, la relación con los demás y la obediencia a los formadores, dentro del seminario, aunque esta obediencia debe partir de la obediencia al nuestro Padre que esta en los Cielos. Debo ser consiente que me preparo en la presencia del Padre para Su Gloria el mundo y para vosotros, quienes esperáis de nosotros unos buenos sacerdotes.
Lo vivido en el seminario es un paso más hacia adelante en el camino por recorrer, del cual me siento gozoso de poder estar junto a Dios en el Santísimo Sacramento´ y llenarme cada vez más de su presencia en mi alma, de vivir en comunidad junto a mis compañeros con los cuales como es normal, en ocasiones tenemos dificultades y problemas en nuestra relación pero superados por el amor.
Se nos exige a nosotros tener un equilibrio entre lo humano y el espíritu, en lo humano va incluido el intelecto para lo cual estudiamos y nos debemos esforzar, pero este intelecto debe ser formado e instruido por Las Escrituras y los profetas pues, es la Sabiduría misma de Dios, y aunque muchos se escandalicen 'sin necesidad de nada más’. También están incluidos en este aspecto, la relación con los demás y la obediencia a los formadores, dentro del seminario, aunque esta obediencia debe partir de la obediencia al nuestro Padre que esta en los Cielos. Debo ser consiente que me preparo en la presencia del Padre para Su Gloria el mundo y para vosotros, quienes esperáis de nosotros unos buenos sacerdotes.
